Cuando subo a la moto ya anochece. Es precisamente en ese momento cuando le veo regresar. Conduce veloz, tal como es él. Acompaña la curba con la cabeza, canturrea la canción que está escuchando en ese momento. Quién sabe cuál es. Me parece otra vez alegre. Como siempre. Tal como le había dejado. Contento de su sonrisa, de la vida que lleva, de los sueños que persigue, de los límites que aún no conoce. Libre. Libre de todo eso que no le interesae incluso más aún. Y entonces me alejo así viéndole asombrado, mientras sonríe. Y soy feliz. Como hace mucho que no lo era.... Culpable sólo de esa inscripción, inmensa, que ocupa toda la fachada de su casa. Espléndido, directo, hermoso. Y ahora ya no tengo dudas. No tengo remordimientos, ya no tengo sombras, no tengo pecado, no tengo pasado. Sólo tengo unas ganas enormes de volver a empezar. Y de ser feliz. Con él. Sí, es así. ¿Ves?,hasta lo he escrito: "Tengo ganas de ti"
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